1. Combate, lucha, pelea (usado también en sentido figurado).
2. Enfrentamiento armado
3. Problema, cuestión, materia de difícil solución
4. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.
Las cuatro acepciones me parecen de interés para el tema de los conflictos en el aula. Sin duda la que más encaja a mi modo de ver, ya no solo en el contexto educativo, sino en el vital, son tanto la primera como la cuarta. Si se me permitiera añadiría un pequeño retoque a la cuarta acepción. De esta forma, quedaría de la siguiente forma:
4. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo o en el colectivo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.
Realmente, los conflictos colectivos protagonizados por individuos suelen ser en ocasiones consecuencia de los conflictos individuales de cada uno de sus miembros. En grupos de jóvenes, cohesionados, y aparentemente robustos, los cambios de parecer frente a sustancias en apariencia poco relevantes, pueden desembocar en auténticas crisis de identidad de grupo.
Sobre la existencia del conflicto y la frecuencia con la que aparece, me parece más que obvio que este está presente en cada una de las facetas de la vida, desde las individuales y colectivas, hasta las triviales y trascendentes. No hay persona que no tenga varios conflictos abiertos en su vida adulta, y mucho menos que no los haya tenido en su vida de adolescente durante la etapa secundaria. Cada uno de estos conflictos, como puede ser la gran incógnita de como mostrarnos a las demás personas o de como fijar X o Y rasgo de nuestra moralidad, traslucirá de alguna forma a las personas de nuestro entorno, chocando con sus visiones, y en ocasiones generando conflicto.
Por tanto, el conflicto es continuo; la formación de la personalidad es un conflicto continuo. Ahora, para mí, el error, es la evitación a toda costa del conflicto, por considerarlo siempre traumático y nunca constructivo. Las discusiones con los amigos, las decepciones con uno mismo y los fracasos personales son además de necesarios, inevitables.
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