Comparativa de las propuestas gubernamentales y propias.
En los "Objetivos de la educación para la década 2010 - 2020" se fijan unas directrices básicas para lograr el éxito educativo. Una de ellas, con subapartado propio, es la denominada Ampliación, refuerzo y consolidación. En este apartado se recalca la necesidad de incidir en actividades de refuerzo, así como el empleo de la flexibilidad con el objeto de gestionar mejor las diferencias culturales e ideológicas de las aulas.
Estas dos ideas iniciales casan con las que propusimos desde el grupo de trabajo de nuestro aula, pues indicamos en nuestra propuesta Nº 1, la necesidad de establecer refuerzos especialmente para aquellos sectores de la clase de menor rendimiento. La segunda idea es palpable en nuestro trabajo en la propuesta Nº 2. En ella apostamos por la concepción de medios de evaluación que dieran libertad al alumno para elegir su formato, dándole a su vez, la posibilidad de elegir aquellas formas de trabajo (exposición oral, redacción etc) en las que este se sintiese más cómodo. A su vez, esta flexibilidad debiera darse en la temática del trabajo a desempeñar, pudiendo dejar el alumno muestras, de su particular huella cultural. De esta forma se permitiría que el alumno pudiera enfocar un trabajo de una determinada asignatura a una realidad más próxima a la suya, que lo que puede ser la cultura mayoritaria.
Otro de los aspectos en lo que nuestro grupo coincidió con los textos gubernamentales, es en la importancia de realizar evaluaciones continuas del sistema y los procesos educativos. En los textos oficiales, la autoevaluación se hace desde el propio sistema y sus administraciones, mientras en nuestro grupo apostamos por una autoevaluación que parta de todos los miembros del sistema, incluidos los alumnos. Aunque los casos en los que el alumno evalúa el sistema existen, como alumnos cuestionamos realmente el eco que pueden llegar a tener. Por ello proponemos que los medios de evaluación del sistema educativo por parte del alumnado sean amplios y escuchados. Para ello se escucharían evaluaciones no solo de métodos y proyectos a gran escala, sino de metodologías y aplicaciones educativas a más corto plazo.
La clave para este tipo de autoevaluaciones, supone un gran compromiso por parte del alumnado, implicado en la evaluación de su propia educación y dispuesto a aportar su opinión con ánimo de expresar sus virtudes y sus carencias.
Las demás de nuestras propuestas, encajan en el espíritu de los textos oficiales, aunque no en prácticas concretas. Aportamos la idea de adaptar los criterios de evaluación, así como que sean comunicados claramente a los alumnos, encajándose esto así en las ideas de flexibilidad. Igualmente buscamos que las pruebas de evaluación tengan un componente práctico, donde la escuela salga fuera de sus límites físicos y el alumno participe de ello.
El objeto no solo es la flexibilidad, sino hacer sentir al alumno que el sistema educativo que lo modela no es un ente ajeno, sino que tiene el alumno capacidad de influencia en él, y por tanto, de sentirse identificado con el sistema.
Yo creo, como dijimos en el grupo, que al ver que su implicación puede llegara tener efectos reales se llama a una mayor participación. Si por el contrario, no reenfocamos los aspectos negativos que recalcan, verán que no tiene sentido participar. Todo ello siempre en la medida de lo posible pues hay objetivos que cumplir.
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